Javier Maruccio
Nace en Avellaneda, Provincia de Buenos Aires, Argentina en 1978. Desde 2001 hasta la actualidad trabaja en teatro en diferentes áreas como, Stage Manager, Asistente de Dirección, Producción, etc. En 2006 concurre al taller de investigación plástica de los maestros Heriberto Zorrilla y Helena Distéfano. En 2008 toma clases de dibujo con María Inés Del Corro en la ciudad de Córdoba. Actualmente reside en Buenos Aires.
Participó de varias muestras colectivas en la ciudad de Buenos Aires con el movimiento esencialista y con "Fundación Abriendo Caminos en el Arte"
El Esencialismo es un movimiento artístico argentino fundado por Heriberto Zorrilla y Helena Distéfano en el año 1986. En su primer Manifiesto se hace una aguerrida defensa de la pintura, cuya caducidad era proclamada en esos momentos.
El Esencialismo nace en contraposicicón al surgimiento de un nihilismo en el arte que tiene auge a partir de los 70´. Entonces, bajo la consigna de la muerte del arte, el artista debía despojar a su obra de cualquier posibilidad de trascendencia. El arte se desacraliza a cambio de sacralizar el éxito.
El su segundo Manifiesto se reitera su posición con mayor energía y se alza en defensa del arte frente a un extendido fundamentalismo tecnológico y considera la llamada globalización en el arte como reduccionista, propugnando una universalidad enriquecedora.
En el campo de su enfoque estético concibe a la obra como un hecho vital.
El artista esencialista no busca afuera el motivo de su trabajo, éste surge como resultado de una elaboración interior en la que no hay proyecto previo, hay una aproximación a aquella zona de misterio en la que se plantean las interrogaciones humanas.
El artista esencialista no parte de proyectos previos, concibe el cuadro como un devenir en el centro del cual él se situa (en su esencia), pretende que el sentir y el hacer en sincronía determinen la concreción de su obra como un hecho vital y por lo tanto enlazado con su interioridad y el mundo en que vive.
Su primera materia es un caos inicial (estímulos gráficos, cromáticos, texturales, etc) y mediante su actividad, una acción fundante, la repetición de acto primordial, manipula, ordena y elige de manera de compatibilizar aquellos elementos esenciales por los cuales la pintura puede convertirse en forma expresiva y llegar a constituirse en el símbolo de aquel sentimiento interior imposible de ser verbalizado, inefable, y que decanta ese grado de universalidad por el cual es posible la comunicación con los otros.
Caos inicial, compatibilización de los elementos pictóricos, estructuracón de un espacio polivalente virtualizado por el sentimiento y remanentes plásticos como zonas de concentración de energía pictórica hacen, en un resumen escueto, la constelación en la cual giran los propósitos artísticos del ESENCIALISMO.
Asumida así la obra como compromiso con la propia pintura, sin trocarla en apunte periodístico, ni literario, es situarla en la senda de su verdadero destino.
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